jueves, 22 de diciembre de 2016

RECOMENDACIÓN DE PELÍCULA: Los cuatrocientos golpes. La Nouvelle Vague francesa.



LOS CUATROCIENTOS GOLPES-1959

Françoise Truffaut (1932-1984)



En 1959, en el Festival de Cannes, esta película obtendría el premio a mejor película y se iniciaría en Francia un periodo en el cine, corto en el tiempo, pero decisivo para el cine francés: la Nouvelle Vague.

A pesar de su corta vida (1958-1962) a este movimiento quedarán vinculados numerosos directores tan dispares como: el propio Truffaut, Jean-Luc Godard, Eric Rohmer, Claude Chabroll, etc. Directores, unos más experimentales, y otros como Truffaut, que apostarán por un cambio en la temática pero siempre con el tono de cine clásico.





Los Cuatrocientos golpes es un largometraje de escaso presupuesto, que nos cuenta un fragmento de vida de un chaval de unos catorce años, Antoine, plasmado en sus peripecias por la Francia de los años cincuenta. Se trata de una película con tintes autobiográficos donde Truffaut nos proyecta partes su infancia-adolescencia: ausencia de padre natural, frialdad de la madre, amor por el cine,  Balzac, y una especie de querencia por el libre albedrío que se traduce en incursiones del protagonista en la delincuencia a pequeña escala.

Los actores, sobre todo  Jean Pierre-Léaud que encarna a Antoine Doie , se caracterizarán por una gran espontaneidad. Este actor apenas será conocido fuera del cine de Truffaut.

Aunque la película es toda naturalidad y evita la dramatización  utilizando incluso el humor a lo largo de su metraje, también podemos leer entre líneas ciertas cuestiones que preocupaban al director en aquella época: el papel de la familia y las instituciones docentes de la época.  Y, como no, la indiferencia de la sociedad hacia las tragedias humanas.





Antoine es un chaval perdido que no encuentra el modo de encajar en la vida. Está hastiado de la escuela, donde no encuentra más que profesores trasnochados, rígidos y patéticos.  Sin embargo, es un amante de la vida y de la libertad (no hay más que ver la escena en la que sus padres le llevan al cine y su cara es la viva expresión de la felicidad). Sus progenitores, hartos de sus ausencias de la escuela y sus pequeñas fechorías, deciden acudir a la policía. Al final lo ingresan en un Centro de Observación de Menores Delincuentes.





Hay dos escenas memorables y conmovedoras en esta película:  la primera es cuando Doinel, privado de su libertad, es llevado en un furgón de la policía por las calles de París y el chico llora observando la ciudad mientras se aleja de ella.

La segunda es un interminable travelling de Antoine cuando se escapa del centro hacia ninguna parte y corre y corre…, hasta llegar a una playa y la imagen de la cara de angustia del joven se congela.



 Truffaut y Leaúd harían otras cuatro películas juntos, pero ninguna superaría a Los Cuatrocientos golpes.

  

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